Me dan ganas de 'salir pitándome' para comprometerme. De hacerme un auténtico ser apolítico o un 'Superman Kamikaze' sin cabeza y con corazón como los Independientes. Me dan ganas de transformarme, -como todos ellos-, en un héroe de lo ajeno, mientras dejo que mis propias miserias me corrompan por dentro. Me dan ganas de nada cuando decido, -muy de cuando en cuando, también es verdad-, mirar a mi mundo más cercano, -el de Alhama-, y ver este guión, tan perfecto para 'el Beckett' del Teatro del Absurdo, en el que se ha convertido el mismísimo Salón de Plenos de nuestra Casa Consistorial.
Por un lado se encuentran los que son demasiado cobardes para luchar y demasiado gordos para huir; por otro, los que mantienen ambos pies firmemente plantados en el aire; luego están 'los socialistas violentamente apresurados'. Y por último, los que buscan otra cosa, ‘Independientes siempre, aislados nunca’, -así es como a ellos les gusta que se les conozca-. Y en medio de todo, los que intentan huir del pasado, mientras permanecen agazapados esperando el futuro; sin asumir responsabilidades por su pasado y preparados para atacar el futuro y hacerse con lo que más ansían, perpetuarse en el poder.
Todos ellos están ahí, en nuestro Salón de Plenos y, por y para ello, han tenido que aprender unos cuantos axiomas íntimamente ligados a la política moderna: 1) La política ya no tiene entrañas, ni moral, y apenas le queda ya salud, pues se ha convertido en el arte de obtener dinero de los ricos con el voto de los pobres. 2) No es más que un departamento etiquetado, 'espectáculos', de nuestra sociedad capitalista y provinciana. 3) A veces es un error repetido que tristemente se convierte en regla. 4) Una lucha constante por acaparar 'primeras planas' y llevar siempre la razón, mientras se olvida cual es el motivo por el que se discute. 5) “No es ella la que crea extraños compañeros de cama, sino el matrimonio” (Groucho Marx). 6) Y por último, como dijo el poeta Antonio Machado, “en política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela”.
Amén de estas máximas fundamentales nos va en nuestros Plenos, -pequeño Teatro del Absurdo-, y así lo ve este humilde espectador desde su patio de butacas. Una pantomima bufonesca y ofensiva para el ciudadano que no deja de sorprenderse en cada nuevo acto. Aunque si miramos un poco más allá, quizás esto sólo sea, como dijo nuestro alcalde socialista, José Espadas, en el pasado número de Entrelíneas, “una representación de la propia sociedad alhameña”.
En cualquier caso, prefiero seguir pensando que aspiramos a un futuro sin venganza y sin vergüenza, en el que podamos ser algo nuevo sin necesidad de renunciar a lo mejor de lo que ya ha sucedido.
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